Tuesday, September 8, 2009

Una hipnosis con un resultado muy grato y motivador

Imagen tomada del blog de Lio Arias

Una vez fuimos de visita, mi esposa, mis dos hijos y yo, a un hermoso lugar que mientan: Museo de la Leyenda. Está ubicado en el sector de Pachaquito, en la carretera a Oriente, antes de llegar a Puerto Píritu, en el estado Anzoátegui. Es un sitio muy agradable donde hay gran cantidad de tallas de madera, pinturas, y otras obras artísticas, relacionadas con las leyendas de Venezuela. En verdad es un sitio muy especial al que recomiendo que visiten cuando pasen por allí. Resulta, que mi hija que contaba 8 años en ese momento, quedó muy impresionada con los cuentos que nos narraron: la llorona, el silbón, la novia de la carretera, los saporos, etc. A partir de ese día, la niña no podía dormir, se despertaba a media noche, nos tocaba la puerta a mi esposa y a mi buscando compañía, estaba muy nerviosa por la noches y se le notaban las ojeras, incluso, esto comenzó a afectar su desempeño escolar, en fin, realmente una pesadilla para ella y para nosotros. Decidí que necesitaba hacer una alto a la situación, y conversé con ella para hacerle una hipnosis. Ella, que ya conocía el procedimiento de la hipnosis, aceptó de buena gana. Le hice una relajación con muchas imágenes porque su canal de comunicación predilecto es el visual, y una vez relajada, le di las sugestiones que consideré eliminarían el miedo. Le expliqué que el origen de estas leyendas, se debía básicamente a que hubo una época en que se pretendía controlar a los muchachos con estas historias de fantasmas y aparecidos, que era la manera en que los padres de esa época, lidiaban con los problemas de la adolescencia, que esas historias eran solo inventos y que la falta de electricidad, había ayudado a que se popularizaran. Luego, pasamos a las sugestiones, a los anclajes y a los disparadores, cerrando así el círculo. De una manera que pudiera parecer mágica, a partir de ese día, mi hija durmió con la luz apagada, plácidamente. Esa fue una de mis primeras experiencias como hipnoterapeuta, y sin duda, una muy grata y motivadora.

Recientemente pasamos por el frente del museo, vía a Caracas, y ella me preguntó: ¿Papá, porqué no vamos otra vez al museo de la leyenda?

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